Uno debe darse cuenta
de que la verdadera felicidad
radica dentro de uno mismo.
No hay que desperdiciar
tiempo ni esfuerzo
en buscar la paz, la alegria
y el gozo en el mundo externo.
Hay que tener presente
que no hay felicidad,
en tener u obtener,
sino únicamente en dar.
Hay que dar,
compartir y sonreir.
La felicidad es un perfume
que no se puede escaciar
en los demás
sin que unas cuantas gotas
caigan en uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario