Cualquier proceso de adaptación
psicológica
se traduce en un exceso de
hormonas cerebrales
llamadas catecolamina.
Este fenómeno, que resulta fácil
de medir
en un análisis de sangre, de
orina o incluso
en el cabello no es otra cosa que
el estrés,
o Síndrome de Adaptación al
Cambio.
Insomnio, obsesión, fobias,
dolores musculares...
son síntomas claros de que
nuestras
pilas están a punto de agotarse.
· Cada cosa a su tiempo.
· Estar todo el día pensando en
nuestros problemas es agotador. No hacerlo es vivir en un mundo imaginario. El
término medio se encuentra en dedicar un tiempo (media hora ) todos los días a
pensar en aquella cosas a las que debemos dar una solución. De esta forma
conseguiremos dos objetivos: por un lado, el concentrarnos durante 30 minutos
en intentar resolver nuestros asuntos exclusivamente, nuestra mente no estará
pensando en cinco temas a la vez y la solución vendrá muchos más rápidamente.
Por otra parte, el resto del día seremos libres para recapacitar sobre otros
temas o sencillamente realizar nuestro trabajo o estudio de forma menos
agobiante.
· Aprenda a decir no.
A veces es muy difícil decir
no... Es la base de muchos problemas psicológicos. Cuando uno no sabe decir
"no", tiene que hacer cosas que no desea. Pierde parte de su
individualidad y del respeto hacia uno mismo. Decir "no" no es ser
agresivo, ni se pierde aceptación social por ello. Muchas personas piensan que
negarse a hacer algo se les va a rechazar y eso les da miedo. En realidad, lo
que ocurre es todo lo contrario.
· Yoga movimiento por la paz
El Yoga apareció hace más de
6.000 años en la India. En este país, los yoguis tardan varios años en
perfeccionar su técnica, pero una vez que lo consiguen 20 minutos a primera
hora de la mañana le son suficientes para alcanzar la relajación. Combina una
respiración profunda en la que se llenan los pulmones de abajo arriba (sin
forzarlos), y comenzar con posturas sencillas -que se llaman asanas y existen
por cientos- que se asemejan al desperezamiento de ciertos animales, son los
pasos necesarios para iniciarse en esta técnica, cuya filosofía asegura que el
estrés es una reacción del cuerpo a ciertas impresiones de la mente.
· El masaje: curar con las manos.
El masaje estimula la circulación
sanguínea estrechando y dilatando las venas, lo que provoca una mejoría del
tejido conjuntivo, o lo que es lo mismo, una distensión muscular. Cuando
alguien aquejado de estrés nota el contacto de las manos, el alivio es
inmediato, porque el simple calor humano reduce tensiones y ansiedad en la
mayoría de los casos.
· Meditación, soñar despierto.
La meditación nada tiene que ver
con las fuerzas paranormales o el esoterismo: se trata de conseguir un nivel de
relajación tan alto que nos posibilite entrar en un estado de conciencia
distinto a los que tenemos mientras estamos despiertos, dormidos o soñando. Al
alcanzarlo, se ralentiza el metabolismo, el trabajo cardíaco y el ritmo
respiratorio -apenas se consume oxígeno- al tiempo que aumenta la sincronía
entre dos hemisferios cerebrales.
· Infusiones y dietas
El efecto terapéutico de las
plantas basa su efectividad en la rapidez con la que las sustancias llegan a la
sangre. Precisamente en ella es donde más alteraciones se producen cuando nos
estresamos: Los leucocitos o glóbulos blancos encargados de generar anticuerpos
disminuyen. La "pasiflora, la valeriana, la melisa y el espino
blanco" son excelentes relajantes para echar en la tetera, mientras que el
" eleuterococo y la salvia" producen efectos tonificantes, igualmente
necesarios en cualquier tratamiento anti-estrés. También la alimentación es muy
importante; carencias en el grupo B de vitaminas, de calcio y aminoácidos
ocasionan situaciones crónicas de agotamiento. Una buena dieta de choque aporta
un suspiro de tranquilidad. Por ejemplo un 60% de glúcidos (pastas, arroz, y
patatas), un 20% de lípidos (básicamente aceites) y otros 20% de proteínas
(cereales, legumbres, carne y pescado), pueden hacernos alcanzar el equilibrio
ideal y reducir nuestro estrés.
· Musicoterapia
En el momento en que los nervios
afloran se produce un brusco cambio de ritmos en los mecanismos de todo el
cuerpo, y la musicología asegura poder arreglarlo. A través de su sentido del
oído, el hombre puede decodificar sonidos, que vuelven a ajustar el organismo a
su funcionamiento ideal.. Algunos especialista aseguran que la música de
"Wagner" tenía efectos muy positivos sobre personas que sufrían de
ansiedad o depresión, mientras que "Chopin" era ideal para conciliar
el sueño. Huyendo de los compositores clásicos, los adeptos a esta terapia han
encontrado varias combinaciones de sonido para alcanzar el equilibrio. La
música instrumental contemporánea, la minimalista y sobre todo la música
"New Age", que insertan diversos sonidos ancestrales y de la
naturaleza, son las más habituales.
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