La preocupación y el remordimiento son dos de los principales causantes de la pérdida de tiempo en este mundo. Consumen grandes cantidades y de energía y no llevan a ninguna parte. No alteran los hechos, sólo hacen que uno se sienta deplorablemente. Preocuparse y entregarse al remordimiento son hábitos tan malos como el fumar o el comer en exceso, pero no hay necesidad de cargar con ellos para el resto de la vida
La preocupación consiste en sentir ansiedad frente al futuro, ¿qué sucederá si no puedo pagar esa cuenta? ¿Tendré trabajo? ¿Podré comprarme un auto nuevo? Preocuparse equivale a dudar del desenlace feliz de una situación, de la propia habilidad de resolverla, y el simple hecho de dudar empieza a conjugar en tu interior imágenes de desastre y fracaso. Como bien sabes, al imaginarse las cosas negativas, ellas se comienzan a producir.
Al preocuparte, no sólo te haces enteramente infeliz a ti misma, sino que haces al mismo tiempo más probable que se produzca lo negativo. Si te preocupas acerca de la charla que debes pronunciar mañana, llenarás tu mente de imágenes negativas, viéndote tropezar al subir a la plataforma, olvidar lo que tienes que decir, con la boca seca o con un ataque de tos, o tartamudeando, o temblándote las manos al ajustar el proyector que hay sobre tu cabeza, o siendo incapaz de retener la atención de tu auditorio.
Con tales pensamientos en la cabeza la víspera del gran día, pasarás una noche sin descanso, con un sueño entrecortado, de modo que, a la mañana siguiente, al despertarte, estarás agotada. Esto, a su vez, reforzará tus pensamientos negativos. No alcanzas a pensar con claridad, así que te preocuparás todavía más con el temor de olvidar tu texto y sentirás un cosquilleo en el estómago. Esta sensación te indica que tu sistema nervioso, una vez más, está poniendo en práctica las órdenes que recibes del cerebro: “Atención, Peligro a la Vista!”….
Si te sientes obligada a pensar en la charla de mañana, imagínala como un éxito. Tan pronto como adviertas que se introducen subrepticiamente pensamientos negativos, córtalos, recuérdate a ti misma que eres una persona constructiva y que, por lo tanto, ya no quieres seguir permitiéndote pensamientos de desastre. Tan pronto como te venga a la mente un pensamiento negativo, reemplázalo por uno positivo.
Los pensamientos positivos te ayudarán a enfocarte sobre el éxito. Si has preparado bien tu charla, no hay razón para que dudes de tu triunfo.
Dedica tanto tiempo como puedas a pensar en el éxito. Empieza desde el momento en que te enteras que has de pronunciar una charla. Así se imprimirá en tu subconsciente una imagen positiva, que ejercerá automáticamente su influencia cuando llegue el día de la verdad. Esta técnica da resultado porque tu mente subconsciente es incapaz de distinguir entre lo que ha hecho en realidad y lo que se ha limitado a imaginar. La mente subconsciente no hace otra cosa que registrar lo que le envías para que lo almacene. Por lo tanto, si llenas tu mente con imágenes de calma y de éxito en conexión con tu charla, o cualquier otra cosa, es como si lo hubieras ya pronunciado sin ningún tropiezo. Has emparejado “pronunciar un charla” con la sensación de “calma y serenidad”, y esta asociación ha sido almacenada, de tal forma que, en el día señalado, tu mente subconsciente pone en marcha la “grabación”, facilitando la pronunciación de la charla y predisponiéndote para el éxito, con lo que tu sistema nervioso se mantendrá relajado.
Con el pensamiento positivo suele suceder algo similar a lo que sucede con la oración. Mientras rezas para salir de una situación problemática, mientras ruegas por obtener un buen resultado, piensas al mismo tiempo en ese buen resultado, piensas en el alivio que sentirás cuando el problema se haya resuelto. Rezas porque crees que es el único medio de obtener ayuda. Y así llenas todos los requisitos para asegurarte el buen resultado. Imagina el éxito y cree en él. La oración no cambia a Dios, cambia a la persona que reza.
Cuando uno está preocupado por cuestiones monetarias, le parece que no tiene ninguna influencia sobre la situación y, en consecuencia, no puede dejar de preocuparse. Yo insisto en qué, incluso en unas circunstancias financieras difíciles, no se gana nada preocupándose. Probablemente no es la primera vez que andas escasa de dinero. ¿Tengo razón al presumir que estás leyendo estas líneas en tu casa y no abrigándote con una caja de cartón bajo un puente de la autopista? En otras palabras, ya en otras ocasiones te las has arreglado para salir de apuros. No hay motivo para pensar que será distinto ahora.
El hecho de que no veas la solución no significa que ésta no exista. Piensa en tus dilemas anteriores y en cómo los resolviste. Lo único que has de tener en cuenta es que al final los problemas siempre se solucionan.
No creas en los milagros; confía en ellos. A la gente se le ocurren las mejores ideas cuando se encuentra en situación más apurada. No tener un céntimo supone el mejor incentivo para hacer trabajar las meninges. Es asombroso cómo la gente logra encontrar dinero para las cosas que quiere realmente. Si no obtienes lo que deseas, se debe tan sólo a que te espera algo mejor. Si no te venden la casa por la que has hecho una oferta, no te enfades. Eso significa que no era la casa apropiada para ti.
Confía siempre que las cosas van a mejorar, cree que eres una persona afortunada. Con eso no te estarás engañando a ti misma, sino ayudándote. Favorecerás tu causa e incrementarás la posibilidad de lograr lo que quieres.
El remordimiento se parece en todo a la preocupación, con la única diferencia de que funciona hacia atrás, ya que te hace sentirte ansiosa por algo que ha sucedido en el pasado. Te sientes culpable o avergonzada porque has cometido algún error, y ese sentimiento te paraliza. Trata de deshacerte de esos pensamientos, pero ellos te retienen, se imponen, haciéndote sentir muy mal. El daño está hecho y, por mucha culpabilidad que experimentes, no lo harás desaparecer. No puedes volver la espalda al reloj. Ocurriera lo que ocurriese, ¿porqué o aprovecharlo en un sentido constructivo?
Lo bueno de los errores está en que aprendemos de ellos. Si lo hiciéramos todo bien, en toda circunstancia, no nos moveríamos. Sólo cuando las cosas no salen bien, cuando nos equivocamos, estamos obligados a buscar nuevas vías.
Cuando surjan problemas en tu camino, no te resistas a ellos. Serás más fuerte cuanto más flexible te muestres. Se pueden presentar contratiempos que te arrastren como un mar de fondo. dE que seas capaz de superarlos o no, depende de cómo cabalgues sobre las olas.
Tratar de nadar contra corriente te costará más nervios y más energía de lo que puedes permitirte, sin que se te ofrezca una oportunidad de ganar. Asegúrate de montar sobre la cresta de la ola. Así no necesitarás ninguna energía y verás adónde te diriges.
Esto significa, cuando se trata de un problema, que te limites a verlo llegar, mirándolo con calma. Los problemas parecen peores cuanto más de cerca se les observa. Cuando te encuentres frente a un problema, examínalo con cuidado y empieza luego a dividirlo en sus componentes, con objeto de decidir cuál será el mejor ángulo de ataque. El proceso de analizar un problema, en lugar de dramatizarlo, disminuye su tamaño y hace más fácil descubrir la solución.
Cuando uno se preocupa mucho por algo, esto tiende a perturbarle el sueño. O bien le es imposible ir a acostarse aunque se sienta agotado, o bien se adormila ligeramente, sólo para despertarse en medio de la noche, incapaz de conciliar el sueño. Una tercera posibilidad consiste en dormir toda la noche y despertarse muy temprano, faltando aún un par de horas para levantarse.
Las horas de la noche son difíciles cuando se tiene un problema. La oscuridad y el silencio que nos rodea no nos proporciona distracciones, y el hecho de yacer pasivamente en la cama facilita el que los pensamientos giren en torno a un solo tema, ya que no hay nada que venga a interrumpir el proceso, ni el timbre del teléfono o el de la puerta, ni alguien que nos hable, ni tareas que esperan ser despachadas. No hay nada que hacer. Al mismo tiempo, uno desea volver a dormirse porque le preocupa pensar que estará demasiado cansado a la mañana siguiente, con lo cual, en realidad, se carga con dos problemas en lugar de uno solo. Y como si eso no fuera suficiente, sus pensamientos no son tampoco demasiado claros, dado que su mente consciente está conectada sólo a medias, al tiempo que interfiere constantemente la mente subconsciente, con todos sus sentidos de temor.
La única forma de proceder en este caso es con ciertas estrategias que se emplean contra el insomnio, las que se darán en forma separada.
Tienes todos los motivos para preocuparte si no te has preparado bien para el examen. En ese caso, la única solución que puedo ofrecerte es que te sientes y estudies. Así abreviarás el tiempo del que dispones para preocuparte e incrementarás tus posibilidades de aprobar el examen.
Cualquiera que sea la prueba o el examen que te espera, recuerda que los resultados no son más que relativos. Depende de tus propias circunstancias en ese día en particular, y dependen también de si el examinador no ha tenido otra disputa con su mujer por la mañana o no.
Lo que importa es que a toda prueba o examen a que te tengas que someter, te imagines de antemano que la vas a rendir en forma satisfactoria, y después "ves" mentalmente como la gente te felicita por el resultado obtenido. Como bien sabes, tú puedes programar los resultados en forma efectiva.
Generalmente cuando uno está preocupado por algo, no puede disfrutar de nada. Nada cuenta cuando uno está preocupado. La preocupación ensombrece todos los acontecimientos placenteros susceptibles de darte un mejor ánimo.
Cualquier cosa que suceda queda anulada por la preocupación. La felicidad y la alegría se posponen hasta que se resuelva el problema. Tal actitud resulta muy dañina, ya que siempre hay algo capaz de preocuparnos, con el perjuicio consiguiente para nuestra felicidad.
Los que reaccionan así cuando están preocupados son personas que padecen un sentimiento de culpabilidad y que se censuran a sí mismas por un montón de cosas. En cierto modo, es como si se castigasen a sí mismas no permitiéndose ser felices, y la preocupación constituyen en realidad una excusa para penalizarse. Hay diversos motivos para que alguien actúe de este modo. Pero quienes así lo hacen presentan una característica que se destaca de los demás; una carencia profunda de autoestima.
El fenómeno suele tener su origen en la niñez, cuando se rebaja continuamente a un niño, se le humilla o se abusa de él desde el punto de vista físico. Todo esto hace que el pequeño se sienta culpable. Quizás parezca una reacción extrañan, pero no olvidemos que no tiene medios para evaluar porqué sus padres lo tratan así. El niño vive en un mundo que se centra sólo en su propia persona. Por lo tanto, si le pegan, tiene que ser por algo que él ha hecho. Si cree que no ha hecho nada, la causa ha de ser que no merece el cariño de sus padres. Es malo y, por consiguiente, no digno de amor,
Otra causa del sentimiento de culpabilidad reside en que la familia del sujeto juzgaba el divertirse como algo "malo", incluso pecaminoso, y pensaba que la única manera aceptable de vivir era considerar esta vida como un valle de lágrimas y comportarse con gravedad.
La felicidad constituía, pues, una frivolidad, por lo que le hicieron sentirse culpable y, en consecuencia, la reprimió sumisamente.
Hay personas a las que les aterroriza literalmente el ser felices, ya que esperan que algo horrible sucederá si no se mantienen todo el tiempo en guardia.
Cualquiera que sea el motivo entre los que he expuesto, a alguno les cuesta trabajo permitirse pasarlo bien, de modo que, cuando algún problema se presenta, se sienten subconscientemente aliviados, puesto que esto encaja de nuevo en su imagen mental del mundo.
No es que no sufran a causa de su preocupación constante. Desearían no verse obligados a preocuparse de ese modo, pero hay algo en su interior que les impide cambiar. En esos casos, se hace muchas veces necesario descubrir los motivos subconscientes de su sentimiento de culpabilidad, antes de que pueda producirse ningún cambio en su actitud mental.
Quizás hayas reconocido alguno de los ejemplos anteriores como típicos de tu niñez. O quizás te veas sometida a un grado muy alto de estrés en este momento y te sientas tan abrumada que no puedes disfrutar de la vida. Cualquiera que sea el motivo de que un problema se te imponga, recuerda que, incluso en las épocas malas, suceden cosas buenas. Simplemente, no te fijas en ellas porque estás demasiado ocupada preocupándote. Por lo tanto, te conviene mucho recordar los siguientes puntos:
- No hay motivo para que las cosas no vayan bien. Se supone que la vida debe ser agradable (no te importe lo que alguien te haya dicho a ese respecto en el pasado).
- Mereces ser feliz y vivir libre de cuidados. A todos se nos concede este derecho. Procura utilizarlo.
- Centra tu atención en las cosas agradables, por muy pequeñas que sean. Cambia de perspectiva, pasa de lo negativo a lo positivo. Cuanto más tiempo te ocupes de un problema, más grande se volverá en tu mente. Llena ésta de cosas positivas y no quedará lugar para los pensamientos negativos.
- Observa el modo en que sueles hablar. Asegúrate de hacerlo en términos moderados, renunciando a los dramatismos. Habla con calma y de modo razonable, de las cosas que te preocupan, pero no exageres. Mantén bajo el tono de tu voz y elije palabras que minimicen el problema. Esto te ayudará a conservar el dominio de sus sentimientos.
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INSOMNIO
Veamos algunos puntos generales que habrá de observar si sufre de insomnio:
- No tomes té ni café después de las seis de la tarde. Ambas bebidas son estimulantes, y el cuerpo necesita horas para eliminarlas del sistema.
- Toma muy poco alcohol durante la velada, o mejor no tomes. El alcohol, para la mayoría de las personas, es depresivo.
- Dos horas antes del momento en que te sueles acostar, empieza a arriar las velas, tanto física como mentalmente. La profusión de sangre y la violencia de la televisión no son las imágenes ideales para apaciguar tu mente, de modo que, al menos en las épocas de gran presión sustituye la televisión por algo más relajante. Sal a dar un paseo o escucha música suave, haz algún trabajo manual o lee una revista. Prepara gradualmente tu cuerpo y tu mente para el sueño.
- Fíjate una rutina para acostarte. Vete a la cama siempre a la misma hora.
- Deja de tomar pastillas para dormir.
- No duermas la siesta. Reserva el sueño para la noche.
- Cuando te encuentre ya en l acama, practica algún ejercicio de relajación. También
puedes comprar alguna grabación destinada a la relajación. Escúchala mientras descansas en la cama.
Si no consigues quedarte dormida después de acostarte asegúrate de haber revisado todos los puntos generales anteriores. Si sigues sin poder dormir, prueba la "intención paradójica". Muchas personas han utilizado esta técnica con gran éxito. La idea que subyace en la intención paradójica es la siguiente:
CUANTO MÁS FUERZA DE VOLUNTAD PONGAS EN ALCANZAR TU OBJETIVO, MENOS LO CONSEGUIRÁS.
Lo que significa que, cuanto más intentes relajarte, menos podrás hacerlo. No obstante, significa también que, cuanto más te esfuerces por mantenerte despierta, más trabajo te costará no dormirte.
Para hacer uso de esta ley, tendrás que enfocar tu insomnio desde un nuevo punto de vista. En lugar de pensar: "Tengo que dormir", piensa: "Pase lo que pase, no debo dormirme ahora. Estoy decidido a permanecer despierto toda la noche. Harté todos los esfuerzos posibles por mantener los ojos abiertos. Bajo ninguna circunstancia los cerraré, ni siquiera por un segundo. He de permanecer despierto a toda costa". Y esfuérzate realmente por permanecer despierta. Verás que, poco a poco, se te hará más difícil conservar los ojos abiertos. Sin embargo, persiste. Quiere de verdad que tus ojos sigan abiertos. Cuanto más te esfuerces en ese sentido menos lo lograrás. Antes de que te des cuenta, te habrás quedado dormida.
Si te despiertas en medio de la noche, no te indignes contigo misma. Limítate a volverte del otro lado y asegúrate de que adoptas una postura cómoda que te permita dormirse de nuevo tan pronto como estés dispuesta.
Imagínate que puedes verte en la cama, como si contemplases una película de vos mismo. Figúrate expulsando todo pensamiento de tu cabeza, puedes imaginar a tus pensamientos como si fueran brotes de una planta, y mételos en un saquito de tela. Ata la bola firmemente e imagina que te levantas, sales del dormitorio, vas a la cocina, y donde metes la bolsa en uno de los armarios. Después imagínate volviendo al dormitorio y acostándote de nuevo, en la misma postura en que te encuentras ahora.
A continuación empieza a repetir mentalmente una de las frases que figuran a continuación:
- Me desprendo de mis pensamientos diurnos. La solución de mi problema está ya en camino.
- Encomiendo la solución de mi problema a mi mente subconsciente. Sé que me dará la respuesta mañana por la mañana.
- Me estoy adentrando en la noche. Soy uno con la naturaleza. Estoy interiormente tranquila.
Repite mentalmente cualquiera de las frases diez veces seguidas, sin interrupción; luego, inmediatamente después, veinte veces, sin ninguna pausa entre ellas; luego treinta veces.
Intenta captar el significado de la frase. Si no te es posible, no te desalientes. El significado llegará de algún modo a tu mente subconsciente. Y naturalmente, es muy aburrido repetir algo una y otra vez. Resulta tan tedioso que le sume a uno en el sueño, con el beneficio extra de que bloquea todas las preocupaciones, ya que cubre los pensamientos negativos con pensamientos positivos.
Otro sistema para resolver la cuestión del insomnio consiste en levantarse y hacer algo que sea tranquilizador. Escucha una grabación para relajarte. Oí música, lee algo. Tómatelo como una de esas cosas que suceden a veces en el vida. No necesitas excitarte. Desde luego, estarías más fresca por la mañana si hubieses dormido durante toda la noche, pero enfadarse o inquietarse por no dormir lo suficiente será todavía peor.
Si no puedes dormir, por lo menos no te pongas de mal humor. Cuando más te resistas a la situación más difícil te resultará dominarla.
Si duermes durante la noche, pero te despiertas muy temprano por la mañana, te esforzarás sin duda por dormirte de nuevo, aunque en realidad no valga la pena. Tienes que habituar gradualmente a tu cuerpo para que duerma más tiempo si es que lo necesita.
Una vez que el sistema nervioso se desquicia, lleva mucho tiempo tranquilizarlo, aunque el mal trago haya pasado ya y el problema que te preocupaba esté resuelto. El cuerpo suele rezagarse y cuesta mucho trabajo volverlo a la normalidad. Utiliza una de las frases indicadas anteriormente. Quizás no te hará dormirte, pero sí te calmará.
Cuando hagas esto de manera regular, verás que una mañana tu cuerpo se "olvida" de despertarse temprano, y cuando ya el hábito se ha interrumpido, regresará con toda facilidad a su pauta de sueño normal y no se enterará de nada hasta que suene el despertador.
Desde ya, es mucho mejor si vas entrenando a tu cuerpo para que sea su propio despertador y te despierte en forma natural a la hora deseada, sin necesitar para ello un reloj. Lógicamente ésta programación también requiere su entrenamiento.
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LA GRAN INVOCACIÓN
UN MANTRAM DE LA NUEVA ERA
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que Afluya Luz a la mente de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya Amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el Centro, donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito de los Maestros conocen y sirven.
Desde el Centro, que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz;
U selle la puerta donde se halla el Mal.
Que la Luz, el Amor, y el Poder,
Restablezcan el Plan en la Tierra.
Esta invocación no es propiedad de ningún individuo o grupo en especial. Pertenece a toda la humanidad. Empleándola o estimulando a otros para que la reciten no se favorece a ningún grupo ni organización determinada.
La belleza y la fuerza de esta Invocación reside en su sencillez y en que expresa ciertas verdades esenciales que todos los hombres aceptas innata y normalmente: la verdad de la existencia de una Inteligencia Básica, a la que vagamente damos el nombre de Dios, la verdad de que detrás de las apariencias externas el Amor es el poder Motivador del Universo; la verdad de que vino a la tierra una gran Individualidad llamada el Cristo, por los cristianos, que encarnó ese amor para que pudiéramos comprenderlo; la verdad de que el Amor y la Inteligencia son consecuencia de la Voluntad de Dios y finalmente, de que el Plan Divino sólo puede desarrollarse a través de la humanidad misma.
PROCEDENCIA
La Gran Invocación es un Mantram Solar, proyectado para reorientar las energías actuantes en nuestro mundo y preparar las mentes y los corazones de los hombres para el advenimiento de la Nueva Era. Por esta oportunidad única y durante un ciclo de más de 2.100 años, el planeta Tierra estará bajo la "protección de Acuario".
En un Concilio Planetario en el año 1943, estuvieron presentes "unos enviados celestes", representativos del Poder Cósmico del Gran Señor de nuestro Universo, quienes llevaban el mensaje de aliento y de renovada fe en el Bien Supremo y la garantía del triunfo de la Bondad y de la Justicia, sobre la maldad y el desorden.
Este Mantram Solar, es de una potencia superior a la que desarrolló el PadreNuestro en la Era de Piscis, pero de carácter netamente mental, y por tanto, volitivo y preponderantemente invocativo.
Este Mantram no se dio a la humanidad hasta el año 1945. Una vez finalizada la guerra, siendo un gran discípulo, la señora Alice A. Bailey recibió telepáticamente el texto de la Gran Invocación, a través de uno de los grandes seres allegados a Cristo, el Maestro Djwal Khul, conocidos bajo el sobrenombre del Tibetano.
Podemos decir que la Gran Invocación, que tuvo un origen cósmico, debido a una gran necesidad mundial, a una crisis dentro de la Jerarquía, y a la invocación planetaria del Señor del Mundo, con respuesta Solar, es decir, del propio Logos o Dios del Universo.
SIGNIFICADO
En esta invocación se tienen en cuenta tres absolutos factores o cualidades psicológicas: la Luz, el Amor y el Poder, es decir, la Inteligencia, el sentimiento y la voluntad; y tres grandes centros planetarios a través de los cuales tienen adecuada expresión: La Humanidad o raza de los hombres, la Jerarquía, centro Planetario del amor con Cristo como inspiración y guía, y Shamballa, el Centro en donde la voluntad de Dios es conocida.
FINALIDAD
La finalidad de la Gran Invocación es "Restablecer el Plan de Dios en la Tierra". El término "restablecer" introduce la idea de una humanidad anterior a la nuestra (la infancia etérica de nuestra propia humanidad), en la que la ley y el orden divino, simbolizados en la confraternidad Humano-Dévica, estaban plenamente integrados.
Al descender una oleada de vida cósmica, tendiente a la involución o materialización de los principios espirituales, aquella humanidad inicial que fue desapareciendo lentamente, absorbida por las exigencias del Plan, y el Espíritu, paulatinamente despojado de sus sutilísimas envolturas etéricas, fue adquiriendo ropajes de "carne" o de materia cada vez más densa.
El restablecimiento del Plan de Dios, que debe fusionar dentro de la conciencia humana la aspiración monádica, tendrá en la Era de Acuario un acabado cumplimiento dentro del corazón de muchos hombres y mujeres de buena voluntad y decidido propósito.
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LA GRAN UNIVERSIDAD
Aceptemos simbólicamente al Plano Físico como una gran Universidad.
De la Vida Espiritual - la vida verdadera -, proceden los alumnos, o más propiamente hablando, las criaturas que nacen en los hogares humanos.
Sin embargo, antes de su corporificación en la cuna terrestre, disfrutando de la facultad de escoger determinadas pruebas y lecciones, solicitan su matriculación en los institutos de la reencarnación con miras a las realizaciones que consideran necesarias para su propio perfeccionamiento.
Las materias en las que solicitan capacitarse son de lo más variadas.
Tenemos aquellos que demandan por un renacimiento en una cuna de extremada penuria, con el fin de que el aguijón de la necesidad les auxilie a descubrir la alegría de trabajar.
Surgen los que piden deformidades en el cuerpo con la intención de encender la luz de la humildad en su interior.
Sorprendemos a los que solicitan molestias congénitas e irreversibles, con las que han de intentar la corrección de hábitos desdichados con los que se desbarrancaron en otras etapas del tiempo.
Están los que ruegan tribulaciones difíciles de soportar, procurando acumular fortaleza en el Espíritu.
Observamos a quienes requieren inhibiciones en el campo afectivo con el objetivo de lograr la purificación de sus sentimientos.
Y existen muchos de quienes imploran el retorno ante la presencia de antiguos enemigos, con los que se ligan mediante los lazos de la consanguinidad, intentando aprender a perdonar y tolerar en el ámbito del hogar.
Obtenidas las concesiones, comienzan las providencias para efectivizarlas en beneficio de los solicitantes; sin embargo, muchos aprendices retroceden frente a los obstáculos, entrando en conflictos de conciencia.
En lo íntimo, se saben carentes de valores espirituales, tales como la paciencia y la humildad, el coraje y la firmeza de carácter, el espíritu de renuncia y la comprensión, más se vuelven instintivamente hacia los estados negativos con los que se enmarañaron en muchas de las existencia s pasadas, mostrándose, luego, más endeudados frente a la contabilidad divina de la vida.
Si te hallas en la Tierra en un proceso similar de perfeccionamiento o de rescate de deudas, serena tu corazón reflexionando en la serenidad de la vida y pide fuerzas a Dios en tus oraciones para que no te apartes jamás del rumbo cierto.
Y, lejos de los trofeos pasajeros de la Tierra, capaces de engañarte con las exterioridades de la vida humana, reconocerás en los hondones de tu propio Ser que estás conquistando, poco a poco, por medio del trabajo y el servicio constantes, y siempre con la bendición luminosa de la resignación, los valores imperecederos de la paz y la alegría.
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Autor del Curso: Alexiis. wayran@gmail.com